jueves, 4 de junio de 2009

Función suspendida

Por motivos de disponibilidad del espacio en la Casa de Socialismo Libertario, tenemos que suspender la función anunciado para hoy, jueves 04/06/09.
Por estos mismos motivos, a partir de la semana que viene nuestras funciones ya no serán semanales sino que proyectaremos dos veces por mes y los días viernes, al menos por un tiempo.

En breve, anunciaremos cómo seguimos.

Gracias y perdón por todos estos cambios.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Mayo/Junio: El nuevo Documental Argentino

28/05
Dársena Sur, 1997
de Pablo Reyero

Dock Sud está a pocas cuadras de los despachos de los funcionarios pero allí la gente vive en un horizonte desolador. El río envenenado por la contaminación, el humo dañino de las chimeneas, las destilerías, potreros inundables, basurales, casillas precarias, hacen padecer a mucha gente acorralada por la miseria y olvidada por el resto de la comunidad.


04/06
Balnearios, 2002
de Mariano Llinás

Extravagante y risueña enciclopedia de costumbres e historias de los balnearios de la Argentina. Ciudades sumergidas, bañeros, hoteles de principios de siglo, sirenas, barquilleros, diques, balnearios municipales, animales marinos y castillos de arena, se encuentran en un ensayo variado y desconcertante.

11/06
La crisis causó dos nuevos muertos, 2006
de Patricio Escobar y Damian Finvarb

El rol de los medios, particularmente del matutino Clarín, en la cobertura de la Masacre de Avellaneda, donde la Policía asesinó a dos piqueteros.

18/06
Sommer, 2005
de Julio Iammarino

Un grupo de enfermos de lepra que viven en un pequeño pueblo dentro del Hospital Nacional Baldomero Sommer, en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires. Vivencias, dolores, pequeñas dichas, momentos cotidianos que arman ese universo aislado en el que habitan. La minuciosa descripción de los espacios, las actividades con la que cada uno pasa las horas. Hay en los gestos y en las voces una apuesta vital, un intenso deseo de dignidad; una esperanza particular que los aparta del lugar de la víctima.


25/06
Diablo, familia y propiedad, 1999
de Fernando Krichmar

Documental de denuncia sobre la lucha de clases, las injusticias sociales y la represión en los ingenios Ledesma y Tabacal del norte argentino, en la que desaparecieron varios dirigentes sindicales durante la última dictadura.


Todos los jueves, 20 hs.

Casa de Socialismo Libertario
Ferrari 243
Parque Centenario, Ciudad de Buenos Aires

martes, 28 de abril de 2009

Abril - Largos Animados. Jueves 16/4: Metropolis (2001); de Rintaro


Metropolis
Japon, 2006

Director: Rintaro

Guión: Katsuhiro Ôtomo sobre el comic de Osamu Tezuka

Voces: Yuka Imoto, Kei Kobayashi, Kouki Okada, Tarô Ishida, Jamieson Price, Kousei Tomita, Junpei Takiguchi, Toshio FurukawaProducción: Haruyo Kanesaku, Yutaka Maseba

Fotografía: Hitoshi Yamaguchi

Música: Toshiyuki Honda

“Metrópolis”, el mundo de Fritz Lang en clave de animé japonés.

Katsuhiro Otomo, director del mítico “Akira”, construye en este film un universo monumental, plena muestra de la enorme libertad del género.

Dentro del vasto mundo del cine de animación japonés –ese que se conoce con el nombre de animé– pueden distinguirse dos grandes campos, que guardan escasa relación entre sí. Uno es el de los productos de consumo infantil-adolescente, técnica elemental y proliferantes (muchas veces incomprensibles) cosmogonías fantástico-tecnológicas. Su territorio es la televisión y sus representantes más conocidos, Pokémon, Ranma 1/2 y Dragonball Z. El otro campo es el de los largometrajes para cine, que no se fijan ningún límite, ni en cuanto al público al que están dirigidos ni en términos de ambición artística y narrativa. Cuando en 1997 Princesa Mononoke, obra mayor del maestro Hayao Miyazaki, llegó a las salas de cine del mundo entero, el animé de arte empezó a entrar en Occidente por la puerta grande. En febrero pasado, mientras el nuevo opus de Miyazaki, Spirited Away, se consagraba en el Festival de Berlín, otro animé de grandes dimensiones se estrenaba en las capitales del mundo entero. Se trata de Metrópolis, que en la Argentina se conocerá en formato de video, a partir de la semana próxima y editada por el sello LK-Tel.


La historia de Metrópolis se remonta a 1949. En ese año, Osamu Tezuka, uno de los nombres mayores del manga (nombre que en Japón se les da a los comics), se inspiró en el clásico mudo de Fritz Lang para dar a luz a la historieta del mismo título, que también transcurría en un futuro indeterminado, en el seno de una sociedad dictatorial, hipertecnológica y estratificada. Medio siglo más tarde, Katsuhiro Otomo (autor y director de Akira, una de las cumbres del género) se unió al no menos prestigioso Rintaro (director de la celebradísima X) para crear Metrópolis, la película. Pletórica en tramas y subtramas, Metrópolis imagina un futuro en el que los robots están al servicio del hombre, en una ciudad-estado cuya estratificación espacial responde a la social. En la superficie, los ciudadanos de primera clase y la capa dirigente. En los subsuelos, la masa trabajadora, los robots y las máquinas.

Un grupo parapolicial de extrema derecha –los Marduk– mantiene el orden bajo el secreto comando del Duque Rojo, un empresario cuyo poder es igual o mayor que el del presidente. A la vez que un grupo de jóvenes revolucionarios decide tomar las armas (no faltan pintadas de sesgo marxista y hasta posters del Che), en el vértice del poder unos conspiran contra otros, manipulando eventualmente a la bienintencionada pero ingenua oposición de izquierda, que resultará cruelmente exterminada. Mientras tanto, el Duque Rojo ha encargado a un científico el diseño de una niña-robot (el otro gran “préstamo” tomado de la Metrópolis original), no se sabe si porque extraña a una hija fallecida o por alguna otra razón algo más maquiavélica. Esto despierta, a su vez, los celos de Rock, hijo adoptivo del Duque Rojo y líder de los Marduk, que es capaz de asesinar lo que se cruce en su camino.


Para completar el panorama, un detective (vestido con piloto y sombrero, al más puro estilo Philip Marlowe) y su sobrino también tienen lo suyo para aportar en este espeso caldo argumental, que le debe bastante a películas como Blade Runner y Terminator. Si la trama es compleja, qué decir del diseño, obra de un ejército de artesanos tan maniáticos como para pasarse meses enteros dibujando escenarios monumentales y detalles mínimos, pasarlos luego por la más sofisticada paleta de color, y mostrarlos finalmente sólo unos pocos segundos. No hay un solo fotograma de Metrópolis que no esté poblado por una profusión de formas, volúmenes, texturas, pátinas de color, grandes construcciones y rúbricas infinitesimales.


El efecto es apabullante (sobre todo en la reducida pantallita del televisor) y sirve para confirmar que no hay película de acción en vivo que pueda permitirse las libertades y vuelos imaginativos de la animación: construir sólo uno de los decorados de Metrópolis costaría tanto comofilmar Titanic de nuevo. Para ratificar que la superioridad no se limita a lo económico se recomienda ver el apocalipsis final, en el que un conjunto arquitectónico se parte en pedazos entre explosiones y el héroe y la heroína caen infinitamente al vacío en ralenti. Fin del mundo musicalizado por Ray Charles, que en la banda de sonido canta una de sus baladas clásicas, en el más raro y audaz contrapunto que pueda imaginarse. Audacias que el cine industrial no suele permitirse.

Horacio Bernades, en Página/12, 01/06/2002

lunes, 20 de abril de 2009

Abril - Largos Animados. Jueves 16/4: A scanner darkly (2006); de Richard Linklater

A scanner darkly
USA, 2006.

Director: Richard Linklater
Elenco: Rory Cochrane, Robert Downey, Mitch Baker, Keanu Reeve, Steven Chester Prince, Winona Ryder, Natasha Valdez
Guión: Richard Linklater sobre la novela de Philip K. Dick
Montaje: Sandra Adair
Producción: Tommy Pallotta, Jonah Smith, Erwin Stoff, Anne Walker-McBay
Fotografía; Shane F. Kelly
Música: Graham Reynolds


Una pesadilla hecha de pastillas rojas
Tras haber recurrido a la animación para emprender un viaje previo entre el mundo de los sueños y el de la vigilia (Despertando a la vida, 2001), Richard Linklater vuelve a valerse de la misma técnica para lo que ahora tiene más de trip que de viaje, más de pesadilla que de sueño. La técnica empleada recibe el nombre de rotoscopía y permite reproducir el mundo real sin caer en la mera mimesis. Por el contrario, se trata de un sistema que, a la vez que reproduce el mundo, lo deforma. Lo cual, como se verá, lo convierte en recurso crucial. La otra diferencia entre A Scanner Darkly y Waking Life (título original de la anterior incursión de Linklater en el cine de animación) es que en esta ocasión el autor de Antes del amanecer se basó en un texto ajeno. Y no de cualquier autor, por cierto: A Scanner Darkly es una de las últimas novelas escritas por ese alucinado gurú de la posmodernidad que es Philip Dick (1928-1982), a quien el cine vuelve a adaptar luego de Blade Runner, El vengador del futuro y Sentencia previa. Tras su paso por Cannes 2006, AVH acaba de editar A Scanner Darkly, en VHS y DVD, con el apropiado título de Una mirada a la oscuridad.

Tratándose de una película de animación, puede parecer raro que en los títulos de crédito figuren los nombres de los actores. Pero si se tiene en cuenta que esos seres dibujados que protagonizan Una mirada a la oscuridad son, y a la vez no son, Keanu Reeves, Robert Downey Jr., Winona Ryder y Woody Harrelson, se advertirá que la dualidad planteada es de lo más pertinente. Es que la película habla justamente de un mundo cuyos protagonistas ya no saben si son ellos u otros, si lo que viven es real o alucinado. En la ficción imaginada por Dick, esto tiene que ver con el generalizado consumo de una droga llamada “sustancia D”. Pero también con la división de personalidad que una agencia de espionaje oficial, Camino Nuevo, estimula en sus miembros. Todo transcurre, de acuerdo con lo que informa un cartel inicial, “dentro de seis años”, lo cual es como decir que sucede hoy. La sustancia D se consume en forma de pastillas rojas, y la generalizada duplicidad se manifiesta no sólo en el hecho de que los agentes que supuestamente combaten su uso son los que más la consumen, sino en el extraño “traje” virtual con el que esos agentes se disfrazan.

Ocultos bajo ese “uniforme de trabajo”, el oficial Fred (Reeves) y sus compañeros presentan un aspecto en mutación permanente, obvia expresión del disturbio identitario que obsesionaba al autor de la novela. Fred debe investigar a un consumidor llamado Bob Arctor, y sucede que Fred y Bob Arctor son... la misma persona. Mientras tanto y para conseguir los favores (y las sustancias) que Camino Nuevo puede proporcionarle, uno de los mejores amigos de Bob, Barris (Downey Jr., más electrificado que nunca) no tiene ningún problema en denunciar como consumidores de sustancia D a él y a Luckman, tercer integrante de la tríada protagónica (Woody Harrelson). A su vez, Donna, novia de Bob (Winona Ryder, en su “reaparición”), también es agente de Camino Nuevo, cosa que su novio ignora. En otras palabras, la paranoia total. Un mundo en el que la idea de que nadie puede confiar “ni en su propia sombra” deja de ser una mera expresión para volverse estrictamente real. Es tal la esquizofrenia ambiente que los médicos que periódicamente estudian al personal de la agencia informan a Fred que sus dos hemisferios cerebrales funcionan uno en contra del otro.

Podría parecer raro que un cineasta como Linklater, conocido por películas como “las dos Antes” (...del amanecer y ...del atardecer), haya sintonizado con el mundo de Dick, en el que todo es profecía ominosa y paranoia política. Pero si se revisa la obra del realizador de Dazed and confused, se verá que lo que siempre definió a los adolescentes de sus películas, desde Slacker (1991) en adelante, fue una asumida condición de marginales al sistema. No por nada Jack Black, en Escuela de rock, se refería al establishment como The Man, expresión con que en los años ’70 los afroamericanos combativos designaban al enemigo. Establishment que los protagonistas del western The Newton Boys se ocupan de combatir, armas en mano, a comienzos del siglo XX. En Una mirada a la oscuridad, esos adolescentes tardíos llamados Bob Arctor, Barris, Donna y Luckman intentan escapar de la pesadilla ambiente armados de pastillas, como slackers del futuro.


Horacio Bernades, en Página/12, 24 de marzo de 2007.

viernes, 10 de abril de 2009

Abril - Largos Animados. Jueves 16/4: Waltz with Bashir (2008), de Ari Folman.




Waltz with Bashir
Israel, 2008.

Director: Ari Folman
Voces: Ron Ben-Yishai, Ronny Dayag, Ari Folman
Guión: Ari Folman
Montaje: Feller Nili
Producción: Ari Folman, Serge Lalou, Roman Paul



Ari Folman es el responsable del film más potente e inusual de la temporada: un documental político-animado-diario personal (y varias cosas más), documento sobre la guerra del Líbano, específicamente sobre las masacres de Sabra y Chatila de 1982. Waltz with Bashir no nació como una novela gráfica, pero se emparienta con el género y con la potencia de obras cumbres como Maus (Art Spiegelman) o Persepolis (Marjane Satrapi), porque el retrato del horror jamás deja de tener al cuerpo del autor puesto a su servicio, como prisma, como garantía. Folman procura recuperar recuerdos entumecidos de aquella guerra, cuando era un soldado israelí de 19 años. Documental, entonces, y película sobre la memoria (personal y colectiva), y también cuento desgarrador en el que anidan una narrativa de tintes oníricos y la búsqueda de varios focos y certezas extraviadas. ¿Película animada sobre la memoria? ¿Ensayo sobre calendarios intercambiables? ¿Atrocidades en continuado? Como sintetizaba el crítico español Jaime Pena en Cahiers du cinéma España: “Beirut, 1982; Franja de Gaza, 2009”.

(del Catálogo del BAFICI 11, 2009)

lunes, 6 de abril de 2009

Abril - Largos Animados. Jueves 9/4: Persépolis (2007), de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud


PERSEPOLIS
Francia/Estados Unidos, 2007.

Dirección: Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud.
Guión: Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, basado en los comics de Satrapi.
Música: Olivier Bernet.
Voces: Chiara Mastroianni, Catherine Deneuve, Danielle Darrieux y Simon Abkarian.



Cuando la vida se puede contar con tinta china

Dirigida por la notable dibujante iraní Marjane Satrapi a partir de sus propios libros de historietas, o novelas gráficas, como se los llama ahora, Persépolis puede considerase una anomalía: el film de animación más personal que se haya hecho en mucho tiempo, un dibujo animado en primera persona del singular. Nacida en Teherán en 1969 y actualmente radicada en Francia, Satrapi se hizo famosa tanto en Europa como en los Estados Unidos gracias a la novelización de su propia vida –un poco a la manera del Maus de Art Spiegelman–, una serie de volúmenes que cuentan desde su niñez bajo el imperio del Sha, pasando por el júbilo inicial de la revolución islámica hasta el horror de la guerra Irán-Irak y la falta de libertades individuales bajo el actual régimen teocrático musulmán.

Siguiendo con absoluta fidelidad sus propios libros, Satrapi –en colaboración con el realizador francés Vincent Paronnaud, que aportó los conocimientos técnicos necesarios– hizo un film de líneas claras pero líricas, casi totalmente en blanco y negro, en el cual esa vida de tinta china va adquiriendo todos y cada uno de los matices que conforman un mundo, con un humor a veces cáustico, que no excluye la rabia, como cuando Marjane o su madre (que en el film tienen las voces de Chiara Mastroianni y su mamá Catherine Deneuve) deben luchar contra la discriminación de la mujer y la imposición del velo. Considerando la belleza simple de la película y su contenido políticamente correcto, no debe extrañar que Persépolis haya ganado el Premio del Jurado en el último Festival de Cannes.

Proveniente de una familia a la vez progresista y aristocrática, cuyas mujeres se emancipan a partir del ejemplo de la abuela (que ostenta la voz de otra gloria del cine francés, Danielle Darrieux), la pequeña Marji descubre al mismo tiempo la felicidad de la creación artística y la censura de la cultura occidental, que forma parte de su educación familiar. Los ocho años de guerra con Irak la empujan al exilio en Austria: allí conoce el amor, el despecho, los celos, la depresión y, finalmente, la rebelión adolescente. Todo esta educación sentimental está delineada no sólo con gran precisión, sino también con una fuerte pasión, que proviene de la veta confesional del film.

Jafar Panahi, Abbas Kiarostami, Mohsen Makhmalbaf y otros cineastas iraníes no alineados con el poder ya habían venido advirtiendo ––cada uno a su manera y con su estilo particular– sobre la degradación del régimen iraní. A esta galería de nombres (y hombres) famosos, ahora Satrapi aporta su propia vivencia, transfigurada en una reflexión personal que es capaz, al mismo tiempo, de descorrer la cortina sobre la experiencia de toda una generación. Y que Satrapi lo consiga con la delicadeza de un trazo hecho apenas de plumín y tinta china convierte a Persépolis en un hecho artístico de una singularidad extrema.


Luciano Monteagudo, en Página/12, 24/04/2008.



Abril - Largos animados


viernes, 3 de abril de 2009

El Cine-club Biblioteca Rosa Luxemburg

Cuando la idea misma del cine era aún joven, en 1927 a León Klimovsky, -entonces apenas un estudiante de odontología interesado en el cine, más tarde guionista y director - se le ocurrió organizar en su casa una proyección del El gabinete del doctor Caligari (de Robert Wiene). Un año más tarde, el mismo Klimovsky compromete la colaboración de un grupo de amigos, entre los que se contaban entre otros Romero Brest, Horacio Cóppola, Ulises Petit de Murat, Jorge Luis Borges, José Luis Romero, Guillermo de Torre y César Tiempo para fundar el Cine-Club de Buenos Aires. Así comenzó una historia que, sin ser exclsuiva de esta ciudad, tendrá aquí un desarrollo particular y servirá para consolidar un movimiento que tendrá sus años de oro entre las décadas de 1950 y 1970 cuando se multiplican los cine-clubs, algunos de los cuales perduran hasta la actualidad.
Sin embargo, una objeción podrá hacerse hoy a la vigencia de la idea misma del cine-club: es cierto, hasta hace no tanto tiempo no era fácil garantizar la disponibilidad de las películas y del equipamiento que se precisa para realizar una proyección y eso justificaba la socialización del esfuerzo necesario para conseguirlos. Hoy después del VHS, el DVD y, finalmente, Internet, que puede poner a nuestra disposición casi cualquier film, ¿para qué necesitamos un cine-club?
Volviendo al principio habrá que responder que nuestras intenciones no son distintas a las de Klimovsky hace ocho décadas. La Casa de Socialismo Libertario propone un espacio para reunirnos a discutir, reflexionar, aprender y programar en conjunto. Abierto a todos los géneros, a todas las estéticas, a todos los formatos, a todos los orígenes, a toda las visiones que de la vida y el arte nos ha ofrecido el cine en algo más de un siglo, el Cine Club Biblioteca Rosa Luxemburgo nos espera, en principio, todos los jueves a las 20 horas en Ferrari 243, Buenos Aires.

Ciclos Anteriores

Marzo 2009 - Directoras Argentinas


Febrero 2009 - Clásicos del Cine Mudo











Enero 2009 - Palestina


Diciembre 2008 - Cine Latinoamericano.




Octubre 2008 - Jacques Tati + Jan Svankmajer